¡Shabbat Shalom! Parashá Noaj

La lectura de la Torá de esta semana es Parashá Noaj. El pasaje es Génesis 6:9-11:32. Aquí hay un breve comentario de Baruch:

Parashá Noaj (Noé)

¿Cuál ha sido el mayor desastre de la humanidad desde la caída en el Jardín? La respuesta es el Diluvio que destruyó a todos los hombres, mujeres y niños, excepto a los ocho individuos que componían la familia de Noé. No es difícil imaginar a las personas clamando a Di-s preguntando por qué un Di-s amoroso haría tal cosa. Con frecuencia, cuando ocurren tragedias, la gente culpa a HaShem. Ellos preguntarán dónde estaba Di-s cuando un ser querido fue asesinado, o alguna otra catástrofe tuvo lugar. La respuesta es que Di-s no es la causa de cada desastre. De hecho, Él nunca es la causa de ninguna de las numerosas cosas por las que tú y yo tendemos a culparlo a Él. Muchas de las cosas que la gente clama a Di-s y dice: “Por qué oh SEÑ-R” son en realidad el comportamiento pecaminoso de los individuos humanos

En la porción de la Torá de esta semana, hay una frase muy esclarecedora con respecto a la devastadora inundación. HaShem afirma:

“… No seguiré maldiciendo el suelo más por el hombre, porque la imaginación del corazón del hombre es malvada desde su juventud…” Génesis 8:21

Este versículo deja muy claro que HaShem no es la causa subyacente de tales tragedias; más bien es la pecaminosidad del hombre. La frase importante en este versículo es “por causa del hombre, porque la imaginación del corazón del hombre es malvada desde su juventud”. Muchas personas luchan por ver cómo un Di-s compasivo y perdonador podría responder a la pecaminosidad del hombre de esa manera. Una pregunta como esta sólo subraya que el que pregunta no entiende la Santidad de Di-s. También a mí me resulta difícil comprender la santidad de Di-s, pero desde un punto de vista diferente. Primero, no me sorprende la maldad del hombre. Conozco las palabras de Ana Frank, quien declaró que, a pesar de todas las cosas horribles por las que pasó, todavía creía que las personas eran generalmente buenas. Me veo obligado a concluir que el hombre, en y por sí mismo, no es bueno. ¡Sólo Di-s es bueno! Es sólo cuando el hombre pecador es tocado por la gracia de Di-s y lleno del Espíritu Santo por medio de la fe en el Evangelio que el hombre puede hacer el bien. Segundo, cuando miro todo el pecado en el mundo e incluso mis actos personales de pecado, me sorprende la paciencia y el largo sufrimiento de Di-s.

Entre las verdades que uno debe sacar del parashá de esta semana es que es incorrecto percibir lo que sucede en el mundo e intentar sacar conclusiones sobre la naturaleza de Di-s. Sólo en el Reino Milenial uno podrá observar los acontecimientos que tienen lugar y aprender de ellos acerca de la naturaleza de Di-s. Hasta ese momento, uno debe formar sus opiniones con respecto al carácter y los atributos de Di-s a partir de la revelación de las Escrituras.

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